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Condiciones de la vivencia humana. 1. Concepto.- El concepto evidencia una estructura funcional total. La estructura revela una finalidad de comunicación. Comunicación es la comunión del concepto en su esencia y/o atributos. Comunión es la estructura del amor. El concepto es la definición del ser. El amor es, pues, la participación del concepto del ser y del ser mismo; y participar es comer de él; en última instancia, vivir de Dios. El concepto evidencia la estructura funcional porque testifica de la unidad de los patrones de comunicación y su interrelación. Al rechazar la esencia, la existencia y la vida que se imponen al concepto y lo producen, y al rechazar el concepto, se corta la comunicación y se origina la enfermedad en cualquiera de sus planos; se da lugar a la isla de la locura, al efecto de la muerte y al suicidio mismo; al abismo infernal. El hombre no establece el concepto; solamente lo descubre en la estructura funcional dispuesta por Dios; interpreta la vivencia encontrada. El concepto habla los valores e ideas de la omnisciencia. La omnisciencia atribuye al concepto. El Concepto Pleno de Sí mismo y de todas las cosas en Dios es Su Verbo, el Hijo de Dios. El Verbo Divino es la manifestación de Dios en perfección. Éste es Jesús Cristo, el Verbo de Dios hecho hombre, venido en carne. Éste también tiene Su casa, Su cuerpo, donde ha de cumplirse la expresión fiel de la palabra de Su voluntad. La omnipotencia trascendente divina atribuyó con Su voluntad en Su omnisciencia trascendente existencia real y vida al concepto con Su omnipresencia trascendente e inmanente, con poder, y el Verbo fue entonces el vehículo de la creación ex-nihilo. El concepto es también entonces el conocimiento del atributo, y el atributo es la realidad y vida del concepto, su contenido. La imagen y semejanza del Verbo de Dios era una atribución que le había sido confiada al hombre. Dios quería revelarse ante la creación a través del hombre en el huerto del Edén, y éste se pasearía como señor delegado de la creación. Quien lo redime a esa posición es Jesús Cristo. Jesús Cristo formado en el hombre redimido, en lo individual más lo corporativo, es el atributo de la plenitud de Dios expresado. De nuevo el Hombre. El retorno del hombre a su predestinada gloria original, la imagen y semejanza de Dios. El Hombre, he allí donde Dios quiere ser conocido, visto y palpado como en Su propio Hijo y por medio del mismo. Dios se da a conocer por medio de Su Hijo Jesús Cristo formado por Su espñiritu en el Hombre redimido y corporativo, el Hombre Nuevo en resurrección. Mirad a Dios: la operación de Jesús Cristo en los verdaderamente suyos. Los suyos, sí, el cuerpo de Su atributo pleno en cuanto a naturaleza. Aquellos que Él conocía antes de la fundación del mundo, escogidos, predestinados y bendita y plenamente provistos, ordenados y acircunstanciados para ese bien supremo. La verdadera Iglesia. No necesariamente todas las llamadas "iglesias", sino Jesús Cristo, el mismo ayer, hoy y por los siglos, el mismo en Sus naturalezas divina y humana y en Sus modos, formado y operando en el Hombre Nuevo y corporativo. Todo lo demás es perversión, vil desfiguración, el lodo de los diablos; o por lo menos inmadurez. ¿No fue acaso la misma religión la que se convirtió en instrumento de satán? Sinembargo, Jesús Cristo aún camina sencillo y humilde entre los pescadores, los mansos, los pobres en espíritu, aquellos que reconocen su necesidad espiritual y solo pueden vivir por Su Espíritu. Si le encuentras, ovejita, ya le reconocerás. Huye del palacio de los extraños, pues los lobos se han vestido con tu piel; pero son lobos, no es Jesús. Pero si encuentras a Jesús, ya le reconocerás; Él conoce el llanto de sus corderitos y Él mismo busca donde están. 2. Atributos.- La presencia de valores testifica la realidad del atributo. Y atributos hay según su cualidad: atributos que provienen de la eternidad y atributos permitidos tan solo temporalmente; aquellos, éstos últimos, sobre los que sería expresada la reprobación según la libertad y carácter de Dios, quien en Su esencia y naturaleza tan solo acepta como propios aquellos atributos que provienen de la eternidad de Su carácter. Mas permitió Dios en sus creaturas la existencia de atributos reprobables para revelar el desarrollo de Su juicio y la multiforme riqueza de Sus pronunciamientos. Estos últimos son el caso de lo que tuvo principio en sentido de perversión. Todo aquello que no es Su carácter y amor eterno, no puede sostenerse para siempre, pues lleva en sí el principio de la destrucción y de la muerte. Dios, el Primero, estableció, pues, una estructura funcional que funciona según Su propósito eterno de expresar Su propio Atributo Pleno. He allí, pues, el porqué de la espada flameante del querubín que cierra el camino al hombre para quie este no alcance por sí mismo el fruto del árbol de la vida que es Dios mismo. 3. Plasmación.- El hombre fue dispuesto para reflejar una imagen y una semejanza. Y llegará a hacerlo plenamente después de su redención. También con propósito se permitió la caída; para que sea conocido el Hijo de Dios. Disciplinas psicológicas y sociológicas, interpretaciones psicoanalíticas y reflexológicas ¿no vislumbraron acaso en el hombre a un espejo que refleja, mas no inerte, sino libre, la influencia preferida de las fuerzas? Tales ejemplos tienen un porqué. ¿Cúal? Hay un Atributo Eterno que se está plasmando a lo largo de toda la historia. Aún los períodos permitidos de ecepticismo tienen su función. No nos hacemos sinembargo por eso cómplices del ecepticismo, sino que lo comprendemos. Igualmente con la desesperanza del problematicismo cerrado. Marchamos hacia una economía de valores absolutos. El aprendizaje de la historia nos dirige a ese lugar, pero no en forma conjunta forzada, sino particularmente, porque el hombre recibió individualidad, y lo conjunto solo provendrá de la alianza de los individuos en el sustento único que proviene de Dios. Pero también el juicio tendrá su parte, por lo cual también hay guerra. El aprendizaje de la historia se hace rico en sus mismos fracasos. Veamos un ejemplo: la máxima expresión del arte es en la adoración, la cual es su meta legítima. Adoración es la indefectible cosecha que se recogerá en la revelación de la excelencia del Divino Atributo Pleno en sus insuperables valores eternos y absolutos por su cualidad divina. Es en esta comunión de adoración donde el hombre encuentra ocasión para su realización completa. El privilegio de poder admirarse es un índice de vida. Toda la estructura del hombre se inflama ante la majestad de Dios cuando éste se revela. La historia del hombe es el registro de un aprendizaje de adoración y convivencia. Aún el moderrno ateismo con su consecuencia anárquica es una desviación narcisista en la que el hombre opta por adorarse a sí mismo ante su frustración de no hallar a su Objeto de adoración anhelado. La meta de la marcha es la conciliación de los atributos permitidos con los esenciales y eternos primordiales. También se marcha, como consecuencia de lo anterior a la conciliación de los atributos menores entre sí, lo cual se logrará en virtud de la unidad originante. Pero también se marcha hacia el juicio final. El principio esencial de todas las cosas es el amor de Dios que nos alcanza mediante revelación y se disfruta por la gratitud. La historia a veces se repite para solidificar el cumplimiento del propósito. 4. Inocencia.- El Hombre vírgen es la mujer de Dios; es decir, los inocentes. El divorcio, que es la muerte y la perdición, será para la adúltera. Aquellos que envidiaron a la inmaculada luz, pretendiendo un derecho de autofinalidad, perdieron la participación de esa Luz en su envidia. Mas los inocentes pudieron reflejarla. La inocencia es aquella que se rinde a la soberanía de Dios entregándole en acuerdo, pacto, alianza, la plena responsabilidad de sí al mismo tiempo que se la asume con Dios, ante Dios y para Dios, asumiéndola en forma compartida cual un matrimonio, pues Dios es el legítimo dueño de la plenitud, aunque también la otorga en don y galardón. En don porque nadie le dio a Él primero; y en galardón porque otorgó libertad y responsabilidad. Las dos cosas son plenamente compatibles en Él y con Él. Los libres sabrán que su galardón también fue gracia. La gracia es el esperma; el óvulo la libertad. Pero también la libertad es gracia. La inocencia que refleja la inmaculada Luz es la belleza. La fealdad es la perversión. También hay inocencia tras la justificación, tras el perdón, tras el arrepentimiento de la fe que ahora ve sa Dios y como Dios. Ese es el secreto filosófico de la estética. La envidia no pudo crear; tan solo distorsionó hasta donde le fue permitido, hasta el colmo, y no aprende aún que le fue dada oportunidad para que conozca la integridad del juicio y la equidad de Dios. 5. Límite por condicionamiento.- El hombre está condicionado por toda la realidad; aún aquella que desconoce. Se expresa según sí mismo y según su condición. Por eso el hombre escribe o se expresa según su sentir particular e interpreta según su condición particular, a veces con escasos elementos de juicio a mano: lo poco que logró discernir. He allí una de las razones por las cuales el hombre solo no es digno de confianza. Tan solo puede serlo Dios, o el hombre con Dios, la revelación. Y ha de ser Dios en Su posición verdadera, no como nos lo imaginamos, sino como el que es y que se conoce únicamente en la medida en que Él quiera revelarse. Pero Él escogió revelarse poco a poco y tomar en cuenta el amor a Él, la búsqueda de Él, tras sus primeros indicios. La dimensión de la revelación determinará nuestro conocimiento de la realidad. Aún la ciencia de las cosas exteriores es un don concedido a ciertos individuos; el regalo de una percepción. La incursión histórica de la revelación proposicional es un don; también la iluminación espiritual de tal revelación. Y todo puede ser y ha de ser ciencia. La ciencia que se ocupa de la revelación divina es la de más alta categoría. Pero el instrumento para medir lo espiritual ha de ser el espíritu. Dios mismo es quien está edificando. Él es el centro y no hallará tropiezo. ¡Que sigan los discípulos, sí, la raza humana, las pisadas de lo que acontecerá!. 6. La mente analítica y la sintética.- Para observar las disposiciones en la estructura funcional del hombre, tomemos el ejemplo de ciertos aspectos de la mente humana en sus fases analítica y sintética. La mente sintética es una mente confiada; reposa crédula en la inspiración; echa mano de la analogía y de la asociación; tiene por lo tanto una visión global que pretende ser universal, aunque sus elementos de juicio sean tan escasos como la simple noción. La mente analítica, en cambio, es desconfiada, duda, experimenta, pone a prueba y se inclina más a las cosas prácticas (las llamadas positivas). Los dos extremos, sin el auxilio de la otra parte, resultan peligrosas; y sin la revelación son inútiles para lo verdaderamente trascendente. A la mente sintética le acecha el peligro, cuando no ha sido definida en la revelación, de juzgar influenciada por sus propias condiciones e intereses, lo cual le hace aplicar al todo una condición particular, como es por ejemplo el caso de la sobrevaloración de los factores económicos en el materialismo dialéctico marxista inspirador de la neomarxista escuela de Frankfurt y las análogas teologías de la liberación. La mente analítica acudiría en su socorro para ayudarle a discernir esos peligros. El peligro, en cambio, para la mente analítica, consistiría en la enagenación, pues al querer llevar al colmo de lo inalcansable la verificación y la especialización, pierde la visión conjunta de la realidad integral y es capaz de traicionar aún hasta el más obvio sentido común. La mente sintética en este caso es la que acude en su ayuda y auxilio para ayudarle a ver esos peligros. La mente sintética parece recibir inspiración; la analítica en cambio descubre; sinembargo se trata de dos ángulos de la percepción donados por la gracia de Dios al hombre. Una tiene cara de poeta, otra de matemático. El equilibrio se hace necesario en la integralidad humana; ¡cuánto más la revelación divina!. La mente sintética incluye, en cambio la analítica excluye. La primera es liberal, la segunda es rígida. La primera presiente, la segunda acecha. El inclusivismo de la mente sintética la hace extensa y amplia; el exclusivismo de la analítica la hace compacta y sólida, pero muy incompleta y reduccionista. A la larga su "positivismo" se hace impráctico, ilógico, necio, pues traiciona la realidad humana de la intuición. En este caso corre el peligro de centrarse prejuiciada en sus propios intereses olvidando el resto de la realidad. Su visión será, pues, corta y entonces se refugiará en la supuesta seguridad parcial de sus descubrimientos después de la duda, pero la normalidad de la vida requiere un riesgo mayor, la fe y la hipótesis. La tendencia analítica será, pues, despreciativa y reduccionista. No así con la mente sintética que en todo ve una parte del todo; y su tendencia será `por lo tanto apreciativa, ecuménica. Una generalización indiscriminada sería el peligro extremo en el que podría caer la mente sintética, lo cual la encausaría a dar un tratamiento uniforme en la diversidad de casos y circunstancias. Esto la llevaría a alejarse de la realidad aún relativa, en cualquiera de sus aspectos, sean estos materiales, o biológicos, o psíquicos, o sociales, o espirituales, etc. Los detalles estructurales que la mente analítica descubriría en lo relativo, serían, pues, un complemento necesario y valioso para la mente sintética en su labor. La mente analítica ignora lo que no tiene en su mano, pero la realidad de lo ignorado no desaparece. Estas disposiciones mentales crean corrientes que en su campo magnético influyen sobre los diversos aspectos de la estructura humana en lo individual y en lo social por correlación. La sociedad completa se ve, pues, sumergida en un conflicto donde bien podría haber colaboración. La realidad del hombre no será satisfactoriamente hallada sin el equilibrio de todas las partes. La "persona" social de la humanidad se deslizaría entonces en la psicopatía más triste y la dicotomía del desdoblamiento de su peresonalidad colectiva la conduciría al caos. Su política bélica es un síntoma de su locura; lo es también su política económica egoista y su confusión religiosa babélica, incluyendo entre sus religiones a las coberturas ateas. Pero el hombre tiene un Dueño y su Dueño un propósito. Amén. 7. La ciencia como aspecto.- La ciencia es tan solo un aspecto de la vivencia humana, y de hecho, no es la única fuente de conocimiento. Ningún aspecto de la vivencia humana debe ser descartado. Sinembargo, para el conocimiento total de la participación del hombre con sus circunstancias, se hacen necesarios diversos instrumentos y criterios. El método para sondear las vivencias somáticas, no debe ser el mismo aquel que busca sondear las vivencias psíquicas, porque, aunque se relacionan, se quedaría corto. Asimismo, el método para sondear las vivencias psíquicas se queda corto para sondear las vivencias parapsíquicas, o de índole espiritual sobrenatural. Pretender reducir un nivel a otro acarreará la mutilación de la realidad y los resultados de la investigación no se acomodarán a la verdad. Cada nivel vivencial requiere de su método propio, que ciertamente estará en relación con los demás, mas no por eso se cirecunscribe a los mismos límites. Ante el monismo de las corrientes materialistas tales como la reflexología pavloviana y la escuela de Skiner, mucho se tardó para aceptar el dualismo de la psicología como ciencia del alma y de las vivencias psíquicas. Débese ahora conquistar el lugar, el método y la interpretación tripartita de la realidad de la vivencia humana. Y que no se pretenda del hombre hacer un templo con solo dos partes: soma y psique, porque ciertamente tiene tres: soma, psique y pneuma; atrio, lugar santo y lugar santísimo. Y el Santísimo tiene sus leyes propias y demanda de nosotros una posición más refinada, en la cual se hace imposible descartar ningún aspecto de la vivencia humana so riesgo de malentender el contexto completo de la realidad. Pretender superficialmente ignorar ese nivel superior, o tratar de minimizarlo, acarreará indefectíblemente más daño que salud. Se requiere, primero, aceptar el hecho como tal; y segundo, buscar la interpretación en ese mismo nivel de experiencia. El conocimiento aportado por los sentidos físicos se agudiza por la obra psíquica de los pensamientos y sentimientos; y el conocimiento en la participación psíquica derivado de la congeneridad humana y de la empatía, y de los métodos científico-prácticos y abstrapto-especulativos , etc. se acrecienta con la experiencia de la revelación y otras experiencias concomitantes por ella discernidas. El nivel de la revelación tiene también sus leyes que le son propias y se debe discernir acomodando lo espiritual a lo espiritual[1]. 8. La humanidad del científico.- La ciencia humana investiga basada en el testimonio del hecho. ¿Por qué cierra su corazón para investigar el testimonio de la revelación divina y el hecho de la comunión con Dios? El testimonio de los que conocen a Dios satisface el requisito que ponen los científicos, pues ellos afrontan lo demás según el testimonio del hecho. Pero los científicos, más que científicos son hombres y su ciencia es humana y el humano es frágil. Y como es de frágil el hombre así es de frágil su ciencia. Y la inconsecuencia humana hace inconsecuente su ciencia. Y el sentir de la ciencia fermenta como la contradicción del hombre. Sus elementos de juicio son los límites del hombre y el hombre tiene límites en todos sus sentidos por los cuales conoce y participa. Solamente el sentido espiritual que capta la revelación está diseñado para percibir la naturaleza divina y las características de la esencia omnipotente, omnisciente y omnipresente de Dios. La revelación divina es el fundamento de la sabiduría, lo cual es responsabilidad primeramente de Dios, como responsabilidad primeramente Suya es el universo. El hombre, como esposa, fue llamado a participar. Claro está que si hay un primeramente en Dios, también, por voluntad de Dios, hay un segundamente, en cuanto a responsabilidad, en el hombre; pero lo propio es que el hombre trabaje responsable y plenamente de la mano de Dios. 9. Lugar del pensamiento lógico y del mágico.- Los que pretenden interpretar el todo de la vida mediante la sola razón, llegan indefectíblemente a la sin razón. El pensamiento lógico resulta ilógico ante la realidad mágica. El pensamiento mágico se mueve en ese caso en un nivel más cercano a la realidad. Las diversas clases de pensamientos y vivencias son facultades para ejercer la adaptación ante múltiples aspectos de la circunstancia humana. Menospreciar una sola de esas características es mutilar la cibernética del contexto. A pensamiento lógico, reacción lógica. A pensamiento mágico, reacción mágica. Si retrocediésemos a investigar el porqué del pensamiento mágico hallamos una razón lógica subyacente. Asimismo si escudriñamos la genealogía del pensamiento lógico descubriremos tras el una creencia mágica. La lógica opera en los límites conocidos de la razón, pero la realidad es más extensa. Y la incertidumbre de lo desconocido, y lo desconocido mismo, son factores influyentes sobre el individuo que asaltan su pensamiento lógico dejándolo incompetente, haciéndolo no tan meramente lógico al querer descansar ya no solo en a posterioris, sino urgando urgentemente en los a prioris de su intuición y en sus reacciones primordiales. Y no por eso deja de ser plenamente humano, ni pasa a ser un tipo de hombre inferior. El a priori ha sido también el "pecado" de muchos racionalistas. La ciencia misma tiene los rasgos de ser un nuevo mito. Sus hipótesis tienen el rostro de la leyenda. Sus métodos son reacciones de temor. Sus conclusiones son tan variables que llevan la marca de la inmadurez. Aquellos que menosprecian a los que se apoyan en Dios llamándolos débiles, no saben que su pretendida fortaleza es tan solo un delirio fácilmente en situaciones límite. En el fondo es una cuestión de fe. Unos confiamos en Dios, el Ser Supremo, y otros en algo menos. Diremos que la enfermedad de estos últimos es la necedad. Necio es aquel que niega lo que desconoce. El hombre se aferra a lo que conoce, pero aquellos , en su delirio, pretendiendo independencia, se abandonan cual niños indefensos al caos y a las fuerzas del caos; se abrazan desaforadamente a las fuerzas del mal, y los instintos de la naturaleza caída del hombre les subyugan hasta la destrucción. Solamente la santidad de Jesús Cristo es leal. |
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