21.

Serpiente y paraíso.-













El principio de la evolución materialista es el mismo del existencialismo ateo y el mismo de la teoría del superhombre anárquico. Ese principio es la manifestación de la naturaleza de satanás que dijo: "subiré a lo alto; sobre las estrellas del norte afirmaré mi trono; me sentaré sobre el Monte Santo y seré semejante al Altísimo"[1]. Pero he aquí que ha sido echado de los cielos y su torre ha sido confundida[2]. La espada del querubín le ha cerrado el camino hacia el Árbol de la Vida, y el huerto del Edén tiene otro Dueño. El paraíso pertenece tan solo a la inocencia. Aquel mismo principio diabólico operó también en la formación de las mitologías, apartir de la promesa edénica de redención, tergiversando así la profecía verídica y original, y pretendiendo también sustituir al Creador por la creatura. La fabricación de todos esos sustitutos desembocó en multitud de religiones de una raiz común que se apartaron de la línea legítima original que conocía Adam y después Seth, Enós, Enok Setita, Noé, Abraham, Moisés, los profetas hebreos hasta llegar a Jesús Cristo, el cumplimiento de la promesa edénica, la Simiente de la mujer. ¿Sabes por qué buscas, oh hombre, un paraíso?; ¿sabes por qué intentas fabricarlo y manufacturar "una nueva sociedad" ideal?; ¿sabes por qué interpretan los psicoanalistas que tiendes a regresar al vientre materno? ¡para retornar al vienttre celestial!. Simpatizantes del psicoanálisis, ¿no comprendéis por qué se presenta así trazado el plano?. Observáis una tendencia, y ¿no sabéis por qué? La naturaleza del ser estaba originalmente dispuesta para el paraíso, para morar en el huerto del Edén, pero fue atrapado el hombre después de la caída, por su nacimiento natural, ahora fuera del paraíso al que había sido destinado; por eso anhela regresar y rerfugiarse. Es que no resulta cómoda la caída, ni la "adaptación" nos liberta de la muerte. No hay placer en la muerte ni en la corrupción; pero la resignación se impone al hombre por la fuerza pretendiendo amigarlo con la muerte, susurrándole que de todas maneras eso es lo normal e inevitable; y de esa manera edificó el hombre una "civilización". Entonces se rindió el hombre a ella y huyó con ella hacia el suicidio, porque carne ni sangre heredarán el reino eterno[3]. Pero Alguien os tiende la mano; Alguien ha venido de una virgen: la Simiente de la Mujer; Alguien ha resuscitado de la muerte históricamente ante testigos; y es el mismo que hizo el paraíso. Es Aquel que sabe redimirlo. Él mismo quiso entregarnos el amor de Su salvación. El atributo redentor divino se vistió entonces de carne, revelándose así. Por eso se permitió que naciésemos fuera del Edén al que estábamos destinados.  El Dios redentor es la vida misma del paraíso, el verdadero Árbol de la Vida. Sí, antes de que nuestro ser fuese concebido en el vientrte de nuestra madre y se vistiese de esta nuestra actual vida terrenal, nuestra naturaleza humana tal como concebida por Dios ya estaba diseñada para el paraíso. Pero al nacer nosotros fuera de el, entonces lo anhelamos. Por eso por lo menos se quiere regresar a la infancia y a la seguridad del vientre maternal, cuando en esta vida se equivoca en hallarlo o en fabricarlo. La búsqueda de un paraíso en la regresión fetal, según lo especulan los psicoanalistas, debe tener, pues, su razón. Se retorna a la nulidad huyendo o en búsqueda de otra vía para la realización. Ese es también el intento del mito de Prometeo al fin y al cabo. ¿No es acaso el ideal del socialismo comunista un intento de ese tipo? Lo son también todos los demás paraísos artificiales. Aún la negación de los valores tiene ese fin dionisiaco y báquico: reafirmar la existencia propia en busca de realización, mas por la via regresiva de la nulidad. Y fracasa, claro está, porque la constitución natural está caída y ya no puede perpetuarse eternamente en realización a menos que sea redimida. La muerte opera fuera del paraíso. Necesitamos la muerte de la muerte; y eso es prescísamente la resurrección verídica e histórica de Jesús Cristo, evidenciada hasta nuestros dias por la operación de Su Espíritu en la misma clase de obras a través de los redimidos, y por el testimonio oral y escrito de Sus apóstoles. El sacrificio de Cristo nos faculta, por identificación con Él mediante Su Espíritu, para detener el avance de la muerte en los instintos y en el camuflaje de la "civilización". La marcha de la "civilización" no es una sublimación, sino un camuflaje donde sigue operando el principio de la muerte ocasionado desde la primera rebelión diabólica en los cielos. La redención no es una sublimación, sino que introduce una nueva creación mediante la resurrección por el Espíritu y que ha garantizado la experiencia de milagros creativos evidentes muchas veces. Hay, sí, un paraíso que no es artificial ni necesita ser hecho por los hombres: el histórico y revelado estado paradisiaco original de nuestros primeros padres, los históricos Adam y Eva antes de su caída y del nacimiento natural de la humanidad tras esta. El huerto del Edén es un don perfecto de Dios, propio de Su categoría; y sigue siendo un don que desciende en Jesús Cristo, el cual es la vida misma del reino de los cielos que devolverá el Edén y que lo está garantizando ya operando el Espíritu Santo hoy los poderes del siglo venidero[4].  La mitología recordaba la real promesa, pero pervirtió en el transcurso del tiempo y en la condición interesada de los hombres, su curso legítimo de cumplimiento. La mitología pervirtió la interpretación de la historia y la promesa. Adornó la historia y la desfiguró en la tradición, manufacturando apresuradamente con impostores un pseudocumplimiento de la promesa de una simiente de la mujer que redimiría; es el caso de Nimrod y Semiramis que se esconde detrás de las mitologías[5]. Sinembargo, una línea fiel perduró para hacer efectiva la promesa: los profetas hebreos y el cristianismo primitivo de Jesús y Sus apóstoles. La historia y la promesa fueron dadas para revelar con dolores de parto el reino de los cielos que se acerca. La promesa permanece inmaculada en medio de la maraña de mitologías y falsificaciones que se derivaron de ella. La historia es como la angustia maternal, el dolor de parto, el vientre en que se forma el reino; pero ella misma no es la que ha de nacer,  ni es la que lo da a vida; tan solo lleva en su seno el gene recibido del Padre. He allí el cristianismo primitivo de Jesús y Sus apóstoles; ese es el gene del Padre preñando la historia. Hago muy adrede hincapié en el cristianismo primitivo de Jesús y Sus apóstoles según el registro de las Sagradas Escrituras. No me refiero a su perversión posterior cuando se introdujo la cizaña del mismo principio diabólico y nicolaíta jerarquizante que pretende sustituir la autoridad misma del Creador revelada en Cristo por el Espíritu Santo según las Sagradas Escrituras, y coloca en su lugar a la mera creatura que otra vez como en la rebelión primigenia quiere hacerse pasar por cabeza legítima. El Espíritu Santo mismo es el vicario; no necesita otro representante, puesto que es la autoridad misma en esencia y evidente por la vida y verdad según las Sagradas Escrituras por Él iluminadas al cuerpo entero de creyentes según la promesa[6]. El Espíritu Santo mismo opera directamente y la evidencia de Su operación sobrenatural es Su carta credencial juntamente con las Sagradas Escrituras. El cristianismo original, que sí tiene una doctrina redentora, es además de doctrina, y mucho más, una vida redentora que se transmite en forma carismática y sobrenatural que regenera, renueva y configura a Cristo de manera totalmente evidente e histórica, verificable. Preferimos, pues, en nuestras manos a la misma propiedad, antes que meramente los reclamos de pleitecía de lobos vestidos de ovejas. No es solo el título lo que nos acredita como poseedores, sino el juris posidetis[7]. Que el saber mismo acredite al sabio, y la infalibilidad al infalible. Así como el fruto acredita al apóstol. Que el ser acredite el poder, y el poder acredite el derecho y el deber de hacer. El carisma de la gracia divina es por sí mismo una credencial que aunado a la comisión basta para la demanda. Oh, un reino que desciende a devolvernos el huerto, el paraíso original anterior al primer feto, anterior al hombre mismo, anterior a Adam que no fue feto ni conoció el vientre maternal. Es Aquel que desciende de lo Alto el que puede revelar y dar la vida y sacar a luz la inmortalidad con la resurrección. Esto no puede hacerlo el que sube de la tierra como confusión babélica, el árbol de la ciencia del bien y del mal. Errante vaga el hijo del del árbol de la ciencia del bien y del mal; errante y triste, llenando de ciudades la faz del mundo, demudado su rostro y ensañado su espíritu, asesino. Caín deambula por la tierrra, levanta torres, llega a la luna, examina el átomo, perfecciona instrumentos, declara fórmulas, pero todo lo hace solo. Lo mismo debiera hacer Adam, pero con Dios. Caín estudia desde afuera los objetos como pretendiendo, pobre, ser un científico; pero sigue errante, porque fue homicida; y muchos hombres tienen corazón deicida y se encuentran lejos de la vida, expulsos del Edén. Buscan porque no son; pero su búsqueda es huir; investigan porque no tienen, ni poseen, ni conocen. Adam, de la mano de Dios, tiene, posee y conoce. Caín ha salido de la presencia de Dios, y ¿quién le enseñará ahora? Hombres hermanos de la tierra, ¿no escuchais Su voz? Dios nos pregunta: ¡Adam, Adam, ¿dónde estás tú?!; ¿por qué te escondes?, ¿por qué te vistes con hojas de higuera?, ¿quién te enseñó que existe el dolor?, ¿por qué te vistes con sedantes y anestesias?, ¿quién te ha abierto las puertas de la enfermedad?, ¿por qué te vistes con terapias y drogas?, ¿quién te condujo a la muerte?, ¿quién te engañó?, ¿quién te dijo que necesitarías astucias comerciales, disfraces, rapiñas, politiquerías, tretas?, ¿cómo supiste que estabas desnudo?, ¿por que te escondes en pesquisas, en refugios subterráneos, y te embotas con incrédulo escepticismo narcisista?, ¿por qué te vistes con hojas de higuera?; ¡Como permitiste la muerte!. Si no es tu propia culpa la que te acecha, y no tienes de qué avergonzarte,  ¿por qué te escondes detrás de los partidos, de las sectas, de las instituciones, de los estatutos, de los convenios, de las formas de apariencia donde tiras la piedra y escondes la mano, donde la fachada te disfraza?; ¿con qué cubres tu desnudez? Te has vestido de lo que no te cubre, de lo que no esconde suficientemente tus vergüenzas, de lo que deja expuesta tu reprobación. ¡Qué fácil es, parapetado detrás de la institución, presentar la sonrisa hipócrita a los ingénuos y a los cómplices, al tiempo que se hace todo lo contrario de lo que se predica!. Sólo las Pieles del Cordero nos cubrirán eficazmente donándonos la inocencia por justificación en el juicio expiatorio de Cristo. Caín edificó una ciudad, la "civilización". Errante, llorando y vagabundo se hizo de una triste historia desde que salió de la presencia de Dios. Adam vendió barato la inocencia, pero en la cruz de Cristo encuentra perdón, y en el arrepentimiento visión de inocencia. Hijitos, creed; como niños oid y aceptad, recibid, y desparecerán las arrugas del rostro, la mirada cansada, el dolor de perder. Dios el Padre ha visitado a la tierra por Su Hijo Jesús, y podemos volver a nacer por medio de Él. Y ya no será nuestro nacimiento meramente por el poder de la líbido, pues ésta nada engendra sino carne; mas será nuestro nacimiento del Espírtitu, participando de la naturaleza divina, atesorando en nuestro ser la evidencia metafísica, para no solo sobrevivir muriendo para dejar quizá tan solo nietos para el canibalismo del tiempo, sino que vivificados por la vida eterna del Eterno, viviremos cual hermanos celestes. Aún nuestro cuerpo será transformado como el histórico y atestiguado de la resurreccióin de Cristo. Incluso hoy, sin llegar aún el dia de la resurrección, experimentamos verdaderas y milagrosas sanidades en nuestro frágil cuerpo mortal, por medio de la fe en Dios revelado en el Cristo de las Sagradas Escrituras y la historia. Jesús Cristo ha sido la incursión histórica del cielo en la tierra. ¿Puedes pretender ser científico cerrando los ojos ante la realidad de Jesús Cristo? "El que creyere y fuere bautizado, será salvo. El que no creyere se condenará". "Y esta es la condenación, que la luz vino al mundo, pero los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas; y todo aquel que hace lo malo no viene a la luz para no ser descubierto". "Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida". "Al que venciere le daré a comer del árbol de la vida que está en medio del paraíso de Dios"[8].          

 

22.

Historia clínica.-







La preñez ocurre cuando Dios se revela. A falta de contacto con ese derrame sobrenatural en el espíritu y en las entrañas del alma, la humanidad se llena de ansiedad y recurre al onanismo colocándose a sí misma como objeto de placer. De allí que surjan tantas corrientes materialistas y racionalistas cerradas hasta el extremo del delirio de persecución, arrastrando al paciente a la más violenta de las críticas; reacción paranoica que refleja la desesperación ante la más profunda necesidad, cuya satisfacción ha sido frustrada al faltarle la realidad de la fe en el  testimonio de la resurreección de Jesús Cristo en el corazón. Jesús Cristo, el cual es el Hijo de Dios por quien Dios vino al hombre, es el esposo que se acercó a la esposa para preñarla con el fruto de sus lomos eternos, el sumo de Su naturaleza divina.  Mas ¿qué dirá la preñadera que se masturba a falta de un varón? dirá que el macho es mito, y entonces se entregará desaforada a desgarrarse con sus propias teorías, persiguiiendo el ensueño de sí misma, acariciando su progreso "xcientífico" enojada, sí, muy enojada con Aquel que hubiera podido darle la simiente de la revelación para lo cual toda su estructura está diseñada; pero la enferma se retira a su rincón; pobrecita. Se levanta acomplejada, amados mios, humanidad hermana, se levanta acomplejada y procura darse ánimo con un pseudohumanismo, pues ¿cómo será humanismo si descarta lo principal de sus andanzas?  Ella se sienta a escribir el diario de su vida, la historia universal, y claro está, se justifica; canta al abismo y a la soledad; se mira al espejo y algunas veces no se aguanta y se suicida. Otras veces, agonizando ya en delirio, intenta seca tragar saliva, muerta de sed en su soledad, se aferra con las uñas al polvo y murmura delirante por el superhombre, diciendo que Dios ha muerto[9]. Aúlla:¡superhombre!, ¡prometeo!. Soporta sus dolores rechazando la medicina porque la confundió  con opio[10], mientras al mismo tiempo experimenta con los hombres como con perros. ¿Qué es? ¡narcicismo existencial crónico!. ¿No es triste su historia clínica?  Pero he allí que algunas camas más adelante, en el mismo pabellón, está una pobre prostituta intoxicada con erudición. Su matriz llena de simientes extrañas, no sabe quien es el padre de su pequeño monstruo. Me pregunto: ¿tendrá un tiempo de lucidez para preguntarse por la causa de su ninfomanía? Adoración sin reservas e íntegra al Señor y Dios eterno y único, adoración contínua en el enamoramiento que despierta por la revelación Dios en en la potencia libre de la obediencia posibilitada, adoración que deseando saciar se sacia del placer de la infinita gratitud por el sentido eterno y la razón de ser eterna, acogidos y estrechados cerca al corazón de Dios, adoración, esa es la salud. Y digámoslo más exactamente: Dios es la salud y se goza en la adoración. Pero le buscamos por Él mismo, no por la salud ni por el gozo. La salud no es la normalidad estadística, sino el amor; amor pleno a Dios, a los hombres, y a la naturaleza, en ese orden. Adoremos al Dios que es aunque desconozcamos aún mucho de Su magnificencia. Dios no cambia, pero sí el concepto del hombre acerca de Él mientras aprende, si entretando que va madurando en su aprendizaje y en su preparación para ser la esposa que escogida, se pone de Su lado y es a la vez guardada y lucida como joya del supremo misterio del amor más sublime que guardábase oculto en el más recóndito y eterno propósito del Creador. Busquemos no la adoración por ella misma, sino a Dios mismo por sí mismo. El motivo, en el arte, determina, pues, su salud o su aberración. Lo exquisito es aquello que el Creador aprueba. Lucifer quiso dirigir la adoración a sí mismo y quiso convertirse en el eje y objeto de su razón de ser, como mucha de la filosofía moderna por él inspirada. Por eso se llamó a la muerte y se le dio permiso, porque la muerte es separación de Dios. El derecho es exclusivo de Aquel que todo lo dispuso para ser Él mismo el supremo bien de todas las cosas. Dios contribuye sus propios y excelentes atributos, puesto que solo lo excelente es digno de Él y lo digno se sustenta de Su herencia eterna y de la inviolabilidad de Su suprema perfección. Pero el arte humano se vio preñado de la misma profanación diabólica; y aunque sus artistas pretendieron una innovación original en aras de su propio nombre, lo único que se hizo fue imitar el derrotero de la obra de lucifer. Y de la misma manera como aquel quiso sentarse en el trono universal, así el hombre caído, con sus artes buscó su propia gloria anhelando para sí mismo la adoración; y en vez de elevar su canto desde la platea al Señor del escenario, se subió el hombre al escenario buscando los aplausos. Y esto hace porque está lejos de la majestad divina; porque si la conociera, ni siquiera podría volver a pensar en sí mismo, sino que se aborrecería, dirigiéndolo todo a la contemplación y adoración del único digno: nuestro Dios y Padre de Jesús el Cristo revelado en Él mismo. ¿Cuándo aprenderemos que se vive solo por la gracia del Señor?. ¿Le justificarán al hombre sus locos deseos?; ¿No es el Excelente sólo Uno?; ¿podrías mostrar otro como Él? Vosotros que queréis ser al menos humanistas, amad como Él si es que en verdad os suponéis amantes de la humanidad. Pero ¿qué ha hecho el humanismo? adornar el odio y la envidia, y disfrazar la crueldad de lealtad. Y dícese lealtad tan solo para ganarse el aplauso; pues si no, ¿por qué como propone Nietzsche no transmutar también la lealtad? Oh, ecos de la caída; el horrible lamento de satán. Pero que aplauda el juez y entonces hallaréis la vida. Porque el Juez es Aquel que puede hacer resuscitar. Que no es tan solo viviente, sino vivificante. Y aquella a quien aplauda el Juez, será entonces Su esposa, cuyo nombre el mismo Juez confesará cuando Su mismo nombre escriba sobre ella que se olvidó de sí hallándose tan solo en Él. Y esa es la mayor honra, ser reconocida esposa y llevar sobre sí el nombre del Amado.

 

23.

Caída.-



La corrupción ha descendido desde el mundo espiritual en la rebelión de los ángeles caídos, y corrompe lo psíquico habiendo penetrado en la mente, en la voluntad y en las emociones del hombre. Desde allí la corrupción desciende a la estructura biológica por causa del uso en despropósito; la corrupción alcanza entonces el mundo material. Desde lo espiritual desciende la corrupción hacia el caos arrastrando al mundo material hacia la nulidad y la destrucción, la maldición de la naturaleza por el pecado del hombre. El pretendido "cientificismo" del ateismo es como una punta de lanza que fermenta de podredumbre los estratos de la creación guiándola al suicidio, como pudo verse después del darwinismo, del marxismo y del nietzscheanismo, en el nazismo y el stalinismo. La pretendida evolución creó las purgas más deshumanizantes. Ese "método" se deshace cada vez más de las vivencias superiores e involuciona hacia la degradación. Después ha querido el hombre comprar la paz, pero la paz no se compra. Lo que han hecho es comprar una tregua mientras satisfacen sus instintos de supervivencia en medio de una naturaleza ahora maldecida por causa del hombre. La maldición en la naturaleza introdujo la muerte y pervirtió por tanto el instinto de conservación, que es ahora como un grito de socorro ante el abismo recién abierto en los estratos de la creación. La muerte en la naturaleza pervirtió el instinto de conservación y aún las tendencias de la líbido. La redención transformará también ese orden. El orden caído pervirtió las leyes de atracción y repulsión, confundiendo el bien con el mal, quebrantando el matrimonio y abriendo las puertas del divorcio.

 

24.

Desestructuración.-



Más que psicoanálisis, necesitamos la eficaz vivencia del discernimiento de espíritus. Ha de verificarse el motivo más íntimo para comprender el fin de la tendencia. También ha de discernirse espiritualmente la condición monstruosa de la situación caída de la naturaleza humana, que no es tan solo un tema de la revelación, sino una triste realidad evidente todos los dias en el hombre. La caida no solo está escrita en las Sagradas Escrituras, sino en nuestra misma carne y en nuestros mismos tuétanos, pesando aterradoramente hasta sobre el último rincón del alma. La tendencia libidinal opera ahora según un instinto pervertido que mal opera las leyes de la naturaleza ahora vendida al poder del pecado y convertida en caballete de los demonios. La corrupción y la muerte señorean sobre la naturaleza humana y sólo Jesús Cristo ha vencido y puede liberarnos. Un motivo espiritual enfermo en los cielos cuando satanás desconoció la deuda de lealtad y adoración a Dios fue la causa inicial de la corrupción y la muerte. La perversión ignoró el propósito inherente del ser dando orígen al existencialista "para sí", lo cual abrió la brecha del abismo y despeñó a la existencia a un absurdo amoral que contagió al hombre seduciéndolo perversamente a operar deslealmente en independencia del Creador, utilizando las energías de sus fuerzas que le fueron otorgadas, ahora en la perversión y en un nuevo y malo rumbo hacia la destrucción y muerte. La naturaleza toda bajo tal influencia fue esclavizada a la vanidad y al absurdo, ahora también bajo el segundo loiderazgo del hombre que escuchó al demonio y se separó de la finalidad inherente  de su ser, el "para Dios", estropeando así toda su propia estructura Se introdujo, pues, la perversión en las tendencias de la energía natural, y por lo tanto aconteció una degeneración cualitativa que asimiló en su seno a la enfermedad infecciosa del mal que lo fermenta todo hacia la muerte mediante la corrupción. Perversiones a la ley natural aparecieron en la degeneración cualitativa, y el instinto de conservación se pervirtió en la violencia de la lucha. Antes de la degeneración cualitativa operaba incolumne un principio cibernético de armonía absoluta en una economía de perfecta suficiencia en Dios. Pero apartándose de Él, se originó un principio de discordia, de lucha, de competitividad en vez de complemento. Sí, antes operaba un principio cibernético de perfección y reposo en Dios, pero la caída en el abismo exacerbó perversamente el instinto de autoconservación ante la nueva vivencia del terror de la muerte y del peligro. El temor ante el peligro y la muerte acentuó el autismo existencial del "para sí mismo", desconectando al ser de la conciencia de la finalidad legítima de su ser en el amor. Estropeóse la estructura causando conmoción y muerte, destrucción, desestructuración; lo que significa inutilización de la estructura e infuncionalidad objetiva; es decir, la estructura desecha no corresponde a sus objetos complementarios.

 

 

 

 


25.

Disposición de la estructura.-


La razón, por ejemplo, es la estructura lógica de la vivencia de las representaciones. Está ligada a las nociones que se corresponden con sus realidades concomitantes interiores y exteriores. La representación es, pues, la interpretación particular de la vivencia, y su común denominador. La imaginación, por su parte, es una estructura "mágica" de la representación, versátil, diseñada para la  hipótesis y para el lenguaje de la intuición. La imaginación es el espectro, la silueta a ser llenada por las posibilidades. La razón es instrumento de comprensión. la imaginación es instrumento de adaptación. La memoria es el registro fijo de la representación y es impactada por la realidad. Los sentimientos son la empatía. La conciencia es el depositario de la confluencia. La voluntad es la activación y reacción del alma relacionada también a la concienci del espíritu.  La vivencia es la experiencia de la multiformidad de la existencia, y ésta última es imagen y semejanza espectral para ser llenada de la naturaleza divina por la vida y Espíritu personal de Dios. Y por serles otorgada responsabilidad a las existencias creadas personales, hay, pues, existencias hechas perennes y aceptadas, y otro tipo de existencias permitidas y reprobadas. La naturaleza humana es una sola, pero aquellos que tuvieron a satán por dios, le acompañarán en el infierno y beberán eternamente de su propia opción. Unas y otras existencias servirán para se conozca el camino de la personalidad divina, la naturaleza de Su esencia vivificante, y lo escogido por Dios  así como lo por Él reprobado. Toda la estructura humana está, pues, dispuesta para corresponder responsablemente ante el Ser y la acción de Dios. Tanto la igualdad como la diversidad se basan en la soberanía de Dios.

 

26.

Simientes de enemistad.-




Enttre los sentidos de la psiquis humana algunos se usan con más fervor que otros según las diferentes etapas y ocasiones de la vida. Por ejemplo, en la infancia se usa mucho el sentido de la imaginación;  en la juventud, los afectos; en la adultez la razón; en la vejez la memoria. La conciencia es patrimonio de todas las edades, como todo, pero también se acentúa en la vejez. Asimismo la historia ha tenido un recorrido análogo pasando por las etapas del primitivismo así llamado mágico, y pasando luego por el renacentismo hacia el romanticismo habiendo pasado por el racionalismo; y ahora que se acerca a la muerte se avoca al refugio del historicismo. Todo su desarrollo ha sido hacia el registro de sus lecciones en relación a Dios y a la convivencia. cada generación tuvo su oportunidad específica. Las lecciones no necesariamente muestran un progreso; sino que al contrario, muestran dos tendencias en oposición cada vez más encarnizada y definida, más madura y alineada. Una tendencia ha degenerado desde la fe al filosofismo y de éste al materialismo o al esoterismo, disponiéndose para recibir la revelación del juicio reprobatorio. La otra tendencia ha sido siempre una búsqueda hacia Dios y al conocimiento de las esencias originales. No son períodos alternados como si tratase de movimientos meramente pendulares, sino que se trata del enfrentamiento continuo de fuerzas; es decir, los dolores de parto. Operan dos principios: uno de corrupción y otro de restauración. El de corrupción se encamina a la coronación de la iniquidad y a la destrucción total. El de restauración se encamina a la experiencia de la plena redención. Entre estos dolores de parto se halla la deshumanización del hombre por los mismos que persiguen su ensalzamiento antropocéntrico. Incluso durante la rutina de la exactitud en la investigación y el tratamiento, se llega al polo contrario de lo buscado. Por ejemplo, en el profesionalismo de la psiquiatría con su consecuente deshumanización, se revela un mecanismo de defensa del psiquiatra contra el contagio psíquico por identificación.  Otro ejemplo: con la liturgia meramente tradicional y formal en la religión se pretende encasillar la vivencia en la formalidad exterior reduciendo así la autenticidad y originalidad de la experiencia religiosa. No obstante es legítimo el monitoreo espirital a la luz de la revelación proposicional que es la autoridad frente al mero subjetivismo psicologista. Jesús Cristo, al contrario del psiquiatra que con su profesionalismo deshumanizante se defiende del contagio psíquico por identificación, y al contrario del clérigo que se desliza en el mero formulismo, Jesús Cristo se identifica con la realidad de cada hombre colocándolo sobre sí mismo y constituyéndose en la esencia de la nueva realidad espiritual íntima  sanadora y realizadora. Jesús Cristo llevó sobre sí la identificación con todo el género humanao para liberar y regenerar desde lo más íntimo a cada quien que libremente le reciba sostenido por la gracia divina. La redención por la obra expiatoria de Cristo y la regeneración por Su Espíritu son el único camino de recuperación total del hombre. El plan de Dios es la única terapia integral. Y eso ha sido así a lo largo de la historia de los individuos. La verdad de siempre tiene sus muchos testigos cada dia.

 

 

27.

Colofón.-


La espada del querubín flamea guardando el camino, pero he aquí que puede ser manchada con la sangre del Cordero. La espada ensangrentada con tal sangre, a los ojos del querubín, se convierte en una puerta abierta para todos aquellos que con Cristo son muertos en Su cruz. La muerte de la muerte ha venido. La sangre del Cordero salpica y enjuaga la espada del querubín y apaga para los redimidos su flama. Comed, amados, del fruto de la Vida, de Sus doce frutos. He aquí que el Árbol de la Vida alimenta Sus raíces en el Rio que desciende del trono. Sí, sí, solamente la gracia del perdón por la expiación y su concomitante regeneración por el Espíritu de Cristo, abren el camino al Árbol de la Vida mientras apaga el fuego  de la llameante espada del querubín. La revelación de Jesús Cristo participada al hombre por el Espíritu Santo es la savia que alimenta el fruto de la vida eterna. Considerad humanos hermanos esta breve exhortación e insinuación, porque es un testimonio de salud.


[1] Alusión a Isaías 14:13,14.

[2] Alusión a la Torre de Babel y a su sentido analógico.

[3] Alusión a las palabras de Jesús Cristo y del apóstol  Pablo, según Juan 3:6 y 1ªCorintios 15:50.

[4] "Poderes del siglo venidero"; expresión de Lucas en Hebreos 6:5.

 

[5] Al respecto se recomienda la lectura de la obra de Alexander Hislop: "Las Dos Babilonias".

[6] Juan 14:15-21,26; 15:26; 16:8-15; Hebreos 8:10,11; 1ªJuan 2:27.

[7] La posesión de facto que genera derechos.

[8] Palabras de Jesús Cristo registradas respectívamente en Marcos 16:16; Juan 3:19,20; 8:12; Apocalipsis 2:7.

[9] Nueva alusión a la filosofía nietzscheana.

[10] Alusión al marxismo que considera a la religión como el opio del pueblo.

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