37.

Prueba.-

La honestidad, la lealtad y la integridad prueban la soberanía de Dios que las concedió. Esa presencia testifica de la disposición de una estructura funcional, anuncian su propósito.

 

38.

La prudencia y la locura.-


La fidelidad resulta de reconocer el origen de la voluntad en la existencia personal creada como permiso y don de Dios. El vértigo ante un libertinaje fatal que intenta establecer sus propios valores[1], es prueba de la realidad del que dio la oportunidad y estableció una estructura funcional total. Intentar negar que se trata de una oportunidad de parte de Dios es deshonesto sin una prueba eterna. La prudencia, en la sabia esperanza en la revelación de Dios, es más sabia que la locura de la aventura de un libertinaje ilegítimo e inmoral que no tiene ni posibilidades válidas para negar a Dios. Ni la historia bastará para justificar la rebelión y el desconocimiento. Pero los subjetivos juicios humanos sobre Dios, como sobre objeto, volverán sobre el sujeto humano crítico como sobre a un objeto a su vez.

 

 

 


39.

La sabiduría.-

 Y si la prudencia es sabia, ¿cuánto más sabia es la evidencia de la verdadera revelación histórica de Dios? ¡Jesús Cristo! He allí al verdadero superhombre[2].

 

40.

Veredicto.-



Verse obligado a aceptar el vértigo y el eterno retorno de sus propios valores diferentes a los que ya son cosecha eterna de reposo[3], descalifica a la voluntad de dominio a partir de la existencia creada como fuente original de valores. Solo puede serlo de antivalores por los cuales debe someterse a su consecuencia. Tan solo le queda el camino a la existencia personal creada y réproba por su propisa elección, justificar su resignación con la locura; y eso se llama castigo, una vez perdido el control. Quien no acepta el amor esencial divino, queda convertido en juguete del caos. El amor, en su libre responsabilidad, crucificó al caos y le devolverá a la nada. Verse, pues, obligado a aceptar el vértigo y el eterno retorno o cosecha de los propios antivalores, ajenos a los absolutos de Dios, es someterse aún a regañadientes al veredicto de la ley divina: cosechar lo que se siembra[4]. La rebeldía tuvo principio y entonces tendrá fin. Pero ¡Jesús Cristo es el Primero y el Último!.

 

41.

La espada del querubín.-



El amor es esencial; la angustia es existencial; y la victoria del amor es terminar esa angustia con la participación de su propio reposo. He allí el sublime amor de Dios. Escoger el castigo y no llamarle castigo es vender la primogenitura por un plato de lentejas como hizo Esaú[5]. La primogenitura es la felicidad eterna en Dios mismo, el hallazgo. Y adorar es la completa expresión de la realización, y aún el cumplimiento del arte, su meta. Vender la primogenitura es la obstinada naturaleza del padre de mentira[6] que no tiene redención. No es tolerancia lo que necesita el tal, sino la virginidad del fuego del que posee la soberanía eterna: El Primero. Y Aquel que creó hará lo que bien le parezca y afirmará Su soberanía para siempre. No habrá de los réprobos más memoria, pues si hubo principio, habrá fin, y ese es para los réprobos el abismo. ¿Quien es el que vence? el que cree que Jesús es el Hijo de Dios, el Cristo, el Verbo de Dios encarnado, el Salvador del mundo[7]. Matrimonio con la eterna Deidad es el verdadero superhombre, el Hombre redimido. Ser capaces por semejanza y en la gracia divina de permanecer en el amor divino con que fuimos amados desde antes de la fundación del mundo; he allí la victoria, la revelación de los atributos de Dios, la redención del Hombre que es imagen y semejanza de Dios. He allí el verdaderamente más fuerte: Aquel que dispuso el abismo para los réprobos. ¿Cómo escaparán de verlo? Descubrirlo es un permiso. Mas la Roca Eterna, Jesús Cristo, es el el verdadero superhombre, la reivindicación de los humildes, la eternidad de la naturaleza fiel de Dios. ¿Valores absolutos? Sí, el carácter de Dios.

 

42.

Ceguera.-



La ignorancia de la disposición de las cosas ciega los ojos ante la evidencia; la ignorancia muchas veces voluntaria. La voluntad de la existencia creada es un permiso. Tropezar con la evidencia y luego salir a "buscar", es huir en forma deshonesta. Negar la evidencia es deshonesto. Dudar de la evidencia sin comprometerse a ponerla a prueba es deshonesto. La revelación divina es una evidencia histórica y reconocerla es un deber humano y científico. LLamarla ilusión sin presentar una prueba eterna es una osadía y una temeridad culpable. La osadía es también un acto de envidia. La envidia es el "remedio" de los frustrados. Envidiar la posición de Dios es un reconocimiento tácito y a su pesar de los valores absolutos sin causa aborrecidos[8]. El orgullo y la soberbia, la rebeldía y la terquedad, se ven obligados a testificar de la Humildad que les resiste. Y si es real el dolor, ¿cuánto más el gozo? La victoria es un Cordero inmolado desde tiempos eternos, más resuscitado cual un León. La eterna firmeza de los humildes se compadece aún del que no quiere ser compadecido y del que quiere ser juzgado. Aquel que puede compadecerse y aún olvidar, anulará el poder de los insultos. Insulto, ¿Quién es el que te permitió? Aquel que podía ignorarte. Aquel que acepta ser juzgado reconoce estar a los pies del Juez[9]. No es muetrte la humildad, sino certeza de eternidad. "Los mansos heredarán la tierra" [10]. El amor tiene para los demás lo que estableció de sí.

 

43.

Responsabilidad.-


La responsabilidad es la misma en la prudencia que en la aventura. La responsabilidad es la evidencia de un tribunal de juicio, y éste la evidencia de los valores absolutos, la permanencia del Dios vivo, el Hermano Mayor. ¡Inocencia!, ¡inocencia!; tan solo la inocencia heredará.

 

44.

Amén.-


Para transmutar los valores se demanda establecer una soberana disposición de todas las cosas y todos los aspectos, y por lo tanto una total negación; y eso es la nada que no tiene derechos; pero la resurrección es el verdadero superhombre; de nuevo Jesús Cristo. El intento de transmutación de los valores reconoce lo que intenta transmutar. Ese intento se ve obligado a reconocer la soberanía del que estableció todo. El matrimonio, no por resignación, sino por semejanza y gratitud mediante la revelación divina, el matrimonio, es la puerta más leal. Matrimonio por semejanza y gratitud entre la naturaleza divina y la existencia creada, el amor, lo masculino-femenino, el Creador y Su obra maestra, la costilla de Dios, la plenitud de Su atributo manifestado. La Fuente original conquistó para siempre. Cuan frágil sería, pues entonces, intentar una transmutación. ¿Por qué resignarse a la tentación? la tentación subyuga, pero el propósito de Dios comparte. Hace falta una valiente decisión para vivir: casarse con la elección de Dios; decirle amén sobre el mismo fundamento de una libertad que tiene la oportunidad temporal de intentar una transmutación. La vida está hecha.

 

45.

Semejanza.-


¡Semejanza!, ¡semejanza!. Yo escuché un cántico y decía: ¡semejanza!. No huyas avergonzado buscando un lugar en el infierno. La sangre de Jesús Cristo pagó un precio. ¡Oh, semejanza!; ¡mantener la semejanza!, ¡redención!. ¿Qué edificarás, espejismo de  evolución?; ¿dónde asentarás en el abismo tu morada? ¡Semejanza!, ¡semejanza! dice el júbilo de la prole del Rey. Recobrar y mantener la semejanza es nuestra resurrección. ¿Veis el rostro de Dios? Dios tiene rostro. Mirad como Su espoisa le conoce en lo íntimo; mirad como aprendió a sonreir como Él. El Responsable del universo se está casando con la inocencia; ¡callad!. ¡Callad!, ¡callad! ¡Callad y oid el murmullo de Su amor!.



[1] Una vez más, esta es otra alusión a la filosofía nietzscheana.

[2] De nuevo se alude a Nietzsche y a su filosofía del superhombre, pero contradiciendo diametralmente su concepto de superhombre y aplicándolo a Jesús Cristo, que a diferencia de Nietzsche que intentaba establecer por sí mismo sus propios valores, Jesús Cristo honró al Padre siendo libremente Uno con Sus valores.

[3] Continúan las alusiones a la filosofía de Nietzsche que hablaba del vértigo y que entre sus últimos libros tiene uno titulado prescisamente "El Eterno Retorno".

[4] Gálatas 6:7: "No os engañeis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará".

[5] Génesis 25:27-34; Hebreos 12:16,17.

[6] Juan 8:42-44.

[7] 1ªJuan 5;5; Mateo 16:16-18; Romanos 10:9.

[8] Alusión a las palabras de Jesús Cristo, según Juan 15:22-25. "Si yo no hubiera venido, ni les hubiera hablado, no tendrían pecado; pero ahora no tienen excusa por su pecado. El que me aborrece a mi, también a mi Padtre aborrece. Si yo no hubiera hecho entre ellos obras que ningún otro ha hecho, no tendrían pecado; pero ahora han visto y han aborrecido a mi y a mi Padre. Pero esto es para que se cumpla la palabra que está escrita en su ley: Sin caudsa me aborrecieron."

[9] Alusiones a la posición de Nietzsche en su libro "El Anticristo".

[10] Palabras de Jesús Cristo, según Mateo 5:5. Ver también Mateo 11:29.

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