AQUÍ ESPERO,

 SEÑOR

 

Señor,

sólo Tú eres la verdad;

hazme saber el camino por el cual he de andar,

porque me he entregado a Tí

y en Tí espero para corregir mi senda.

 

Señor mio y Dios mio,

convierte a Tí todos mis anhelos,

y sé Tú el destino de mi ser.

Sé mi Dueño, Señor;

encamíname a Ti,

porque Tuyo soy yo.

 

Aquí espero, Señor;

mientras los hombres trabajan,

yo quiero saber

que me tienes Tú para hecer.

Si estoy equivocado,

házmelo saber.

 

Padre Santo,

fortaléceme para entrar

por la puerta que Tú me abras;

que pida yo

y entienda lo que pida,

y entienda lo que mandas

y lo que mandas obedezca,

porque serte agradable

es todo el significado de mi vida;

y ¿qué será de mi si me desechas?

todo mi ser no tiene ninguna importancia

si Tú no lo quieres;

y si en verdad lo quieres, Señor,

no me dejes alejarme de Tí.

Célame, Señor,

porque Tu celo

es el único suspiro de mi existencia.

Sólo por Tí yo existiré

y sólo Tu amor me sustentará.

Para siempre, sí, eternamente

todo depende de Tí;

en Tí todo descansa,

y fuera de Tí todo se desvanece.

Eterno y único Dios,

tan sólo Tú, y sólo Tú,

nadie y nada más.

 

Señor mio,

yo he pecado en mi pequeñez;

Tu gracia me restaure

y establezca para Tí

delante de Tu Santo Rostro.

Tuyo soy yo,

y mirando hacia atrás,

hacia mi vida,

veo Tu mano que me atrae y guía.

Me hicisten conocer Tu soberana gracia

y condescendiste a encontrarme;

y en vez de pasar de largo,

Te detuviste a socorrerme;

y éste es ahora el dia

en que llevas sobre Tí,

sobre Tus mismos hombros,

todo el peso de mi mortal herida,

porque pecamos contra Ti,

y contra Tí que eres tan Alto

se envaneció nuestro corazón;

y Tú nos derribaste,

mas nos salvó Tu gracia.

Porque, ¿qué es el hombre

para que permanezca un dia?

he aquí que ante Tí

sería como si no fuésemos;

pero nos diste vida,

con Tu paciencia y gracia,

y te alegraste en extender

Tus manos con misericordia.

 

Señor,

quiero agradarte

porque esa es mi deuda mientras viva.

Mientras aliente en mis narices ser


Te pertenezco totalmente.

Óyeme desde Tu estrado

y veme, yo te ruego,

a ver en qué te sirvo,

porque si callas...

callas.

Calla, Señor, si quieres,

porque soy Tuyo.

 

-------

Gino Iafrancesco V., 1979, Asunción, Paraguay.

 

Hoy habia 3 visitantes (14 clics a subpáginas) ¡Aqui en esta página!
Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
Registrarse gratis